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Mostrando las entradas de noviembre, 2017

Otra rayita para la tigreza.

Casi dos meses después del terremoto del 19 de septiembre en la Ciudad de México, mis hijos regresaron al CENDI, ya habíamos platicado con el cachorro y se mostraba más interesado, quería volver a ver a sus maestras y sus compañeros; yo sabía que la cachorrita era el menor de los problemas, en cuanto vio el chaleco con su gafete, se puso contenta. Planeamos bien el regreso, nos levantamos temprano, teníamos todo listo, salimos a tiempo y encontramos taxi de inmediato, llegamos temprano y pasamos a dejar a los cachorros a sus respectivas salas, las maestras de la sala del cachorro no habían llegado, así que se quedó con los niños de la otra sala de Preescolar I, un poco confuso pero decidido a quedarse. Más o menos a las 10:30 am, recibo la llamada de mi esposo que me dice: -llamaron del CENDI, que vayamos por el cachorro porque tiene liendres-. Se me subieron los colores a la cara, me enoje, me desconcerté, me sentí apenadísima, en conclusión, me sentí una MALAMADRE. ¿Cómo